El día que doña Rosa puso el primer aviso de ‘Asados Doña Rosa’ no lo va a olvidar jamás. Ese día, el 10 de octubre de 1986, también nació su hijo menor. Y en medio de los dolores de parto y las lágrimas que le generaba cada contracción se negaba a dejar de hacer empanadas.
“Si las iglesias se hacen a punta de empanadas, ¿yo por qué no puedo hacer un restaurante a punta de empanadas con lágrimas?; me preguntaba ese día. Terminé de hacer mis empanadas y me fui de parto, por lo que tanto mi hijo como el negocio vamos a cumplir 39 años. Él ahora es abogado”, reveló Rosa Sánchez.
Inicialmente vendían empanadas, buñuelos, morcillas, chorizos y gran cantidad de fritos, por lo que entre risas confiesa que el lugar era conocido como la ‘curva del colesterol’.
“Nuestros principales clientes de aquel entonces eran los transportadores. Nos acostábamos a media noche y a las 4 a.m. ya estábamos abriendo otra vez”, aclara Rosa y enfatiza: “el éxito se consigue con disciplina, constancia y perseverancia”.
Poco a poco fueron comprando pequeños espacios del lote. “Le comprábamos 5 o 2 metros más, nos vendía por pedacitos hasta que pudimos comprar todo el lote y agrandar el negocio”, revela Rosa.
Hoy tiene siete restaurantes: dos en Barranquilla, dos en Rionegro, dos en La Pintada y uno en Medellín, También tiene su propia planta de producción de alimentos y en total genera 250 empleos directos y unos 200 más de manera indirecta.
El camino no ha sido fácil. “Me he caído muchas veces, pero me he vuelto a levantar. También tuve problemas de liquidez, pero siempre he buscado solucionar los problemas e innovar”.
Para doña Rosa, madre de 4 hijos, abuela de 11 nietos y bisabuela de dos pequeños, la cocina lo es todo. “La cocina significa experiencia e historia. En esto nací y no lo puedo dejar de hacer. Es lo que me apasiona y me encanta. Mi plato favorito siempre será el típico montañero, somos expertos en la comida típica colombiana”, revela.
Y aunque todos sus hijos están vinculados de alguna forma en su empresa, uno decidió de lleno dedicarse a la cocina y abrir su propio restaurante en el departamento llamado ‘Bravo Steak’.