En 1994, la vida de Asmel Quiñones Rojas terminó abruptamente en Santander, a manos de integrantes del Ejército Nacional. Su muerte, catalogada como un falso positivo, dejó una herida en su familia, que durante más de dos décadas luchó por justicia. El Estado indemnizó a los familiares, pero no les llegó a sus manos.
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Abogado. Foto:iStock
Prometió encargarse del trámite, pero no lo hizo. Alegó razones de salud, inseguridad y hasta carga emocional, pero nunca devolvió el dinero, ni siquiera a quienes aún vivían y tenían derecho a su parte.
El dinero siguió en manos del abogado. Y los familiares de Asmel, otra vez, quedaron esperando justicia.
Por ello, fue sancionado con seis meses de suspensión en el ejercicio de su profesión y una multa de 20 salarios mínimos legales vigentes.
Mientras tanto, los familiares de Asmel Quiñones aún esperan que ese dinero finalmente llegue a sus manos.
Juan Diego Torres
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