Dom. Jun 22nd, 2025
En medio de la espesa y húmeda selva del suroccidente colombiano, donde el narcotráfico y los artefactos explosivos improvisados son una constante amenaza para las tropas, una aliada se ha convertido en protagonista clave de las operaciones militares: Daga, una pastor belga de apenas dos años y medio de edad, integrante del Ejército Nacional.
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El complejo clandestino, compuesto por siete estructuras, pertenecería a la Estructura Alfonso Cano del grupo armado organizado residual (GAO-r) SM – Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano, al mando de alias Iván Márquez.
También alerta a las tropas en la detección de artefactos explosivos improvisados.

También alerta a las tropas en la detección de artefactos explosivos improvisados. Foto:Cortesía

Gracias a su fino olfato y riguroso entrenamiento, Daga no solo ayudó a alertar a las tropas sobre la presencia de posibles minas antipersonales ocultas en la zona, sino que también inspeccionó helipuertos improvisados para garantizar que estuvieran libres de explosivos.
El golpe económico para esta estructura criminal fue contundente: se estima que la incautación representa una pérdida cercana a los 13.465 millones de pesos. Además, con esta operación se impidió que aproximadamente 950.000 dosis de droga llegaran a los Estados Unidos, contribuyendo a la lucha global contra el narcotráfico.
Daga junto al soldado Pardo.

Daga junto al soldado Pardo. Foto:Cortesía

Más allá de las cifras, para la tropa, el trabajo de Daga simboliza el valor y compromiso de los perros militares que, con disciplina y lealtad, se convierten en guardianes silenciosos de la seguridad nacional. Su instinto y entrenamiento salvan vidas y permiten que las tropas operen en zonas de altísimo riesgo.
Redacción Justicia
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Por CHMATOS