El fútbol de clubes del primer mundo nos volvió a mostrar el desfile de los superstars de frac y esmoquin de grandes firmas de autor de moda en la alfombra roja. De inmediato, apenas con una hora de diferencia, abrimos el guardarropa y quedamos en nuestra ropa: de los brillos y las sedas del PSG en la final de la Liga de Campeones, nos metimos en el Everfit de nuestros cuadrangulares, que no está mal, pero una cosa es una cosa y otra, pues otra.
Tremendo solo de fútbol en la paliza 5-0 del PSG al Inter en la final de la Champions. Se juntaron dos cosas: una impresionante exhibición del equipo francés y una pésima salida del italiano. Bien lo dijo siempre Francisco Maturana: “Ojalá tengamos un buen día y estemos claritos”. El Inter tuvo un día de perros y el PSG estuvo lúcido e iluminado.
Las virtudes del PSG campeón de la Champions
PSG campeón de la Champions. Foto:EFE
Es merecido el elogio y el furor por Luis Enrique, por el fútbol de su equipo de autor, por cómo les habla a futbolistas y periodistas, por su valentía al recordar a su pequeña hija fallecida en 2019.
Pero, en la merecida apología, discrepo en algo: exagera el DT al decir que Dembélé debe ser el Balón de Oro por ser un delantero que defiende. Esa es una autoflor con vainazo para Mbappé.
Luis Enrique y el PSG Foto:EFE
Cambio de frente: el Everfit nuestro de cada día
Ahora me meto en el Everfit de casa que, como ya dije, no está mal, pero no es un Armani. El clásico Santa Fe-Millos, movido, tenso, rapidito, pero muy interrumpido en el primer tiempo por las faltas, con errores arbitrales evidentes, como la no expulsión de Llinás por codazo a Torres a los 15 segundos y los reclamos al juez Carlos Ortega, que hizo todo por tirarse el partido hasta el final, cuando expulsó mal a Banguero. Eso sí: acertó al no dar penalti para Santa Fe en la última por un rechazo con pirueta y mano de Marimón.
Santa Fe vs. Millonarios Foto:Néstor Gómez. EL TIEMPO
Radamel Falcao García Foto:Néstor Gómez – El Tiempo
Medellín y América ofrecieron un partido entretenido y emotivo, con la mala definición de siempre del DIM. La ironía de la vida es que Fydriszewski por fin hizo un gol –¡aleluya, hermano!–, y en el descuento como para ganar; pero acto seguido, al otro lado y en medio de la nada, al portero Aguerre se le trabó la cadena en un pase y regaló el empate de Carrascal. “Cuando el diablo no puede meter la mano, mete la punta del rabo”, dice el dicho. Seguro eso fue.
Junior y Tolima repartieron punto y fútbol en un partido con más frío que calor en Barranquilla, qué paradoja, en un fin de semana largo con frac y esmoquin y Everfit.
Meluk le cuenta…
Editor de Deportes
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