Bosa Porvenir y Bosa Brasilia son barrios como muchos otros en el sur de Bogotá. Estas llenos de conjuntos residenciales, zonas escolares, parques, vendedores informales y estudiantes de universidades. En ese paisaje, con apariencia tranquila, operaba una red de microtráfico que ahora quedó al descubierto.
Durante varias semanas, investigadores de la Fiscalía General de la Nación, en coordinación con la Policía Nacional, siguieron los movimientos de un grupo de personas que, según las pruebas recogidas, vendían sustancias ilegales en pequeñas dosis a plena luz del día, y en entornos donde el riesgo para los jóvenes era evidente. Marihuana y bazuco eran las sustancias que más movían.
La operación terminó en cuatro capturas. Deysy Rocío Rojas Veloza, conocida como La Mona; Marlon Stip Castellanos Rivera; Jherson Aldrey García Gutiérrez; y José Daniel Rodríguez Leuche fueron judicializados y enviados a prisión por orden de un juez de control de garantías. La Fiscalía les imputó los delitos de fabricación, tráfico y porte de estupefacientes y porte ilegal de armas de fuego, ambos con agravantes.
Drogas decomisadas estaban listas para la venta. Foto:Policía Metropolitana de Bogotá
Durante los operativos de registro y allanamiento, las autoridades incautaron múltiples dosis ya listas para su distribución, junto con elementos utilizados para el pesaje y la dosificación: balanzas, papelillos y bolsas plásticas. También fue hallada un arma de fuego y una suma considerable de dinero en efectivo, producto, según los investigadores, de la venta callejera.
Según las proyecciones hechas por la Fiscalía, el grupo obtenía una renta semanal de al menos tres millones de pesos por sus actividades ilegales. La venta se realizaba en puntos móviles y con una estrategia particular: fingían ser residentes del sector, lo que les permitía estar en calles y parques sin levantar sospechas. Así lograban acercarse a consumidores, en su mayoría jóvenes, sin alertar a la comunidad.
La Policía ha realizado capturas de varias bandas este año que afectan a Bosa y sus residentes. Foto:Policía Metropolitana de Bogotá
No eran vendedores de esquina, estáticos. Se movían con mucha naturalidad por la zona. Sabían en qué horarios había más estudiantes, cuándo pasaban los universitarios, y aprovechaban la cercanía a instituciones para comercializar la droga
Las pruebas recopiladas fueron suficientes para que el juez decretara la medida de aseguramiento en centro carcelario. Aunque los cuatro procesados no aceptaron los cargos, el proceso penal continuará mientras se avanza en la investigación.
Este caso se suma a otros operativos realizados por las autoridades en el marco de una ofensiva contra el microtráfico en Bogotá, especialmente en sectores donde el riesgo para niños y jóvenes es más alto. «El impacto de estas redes va más allá del delito mismo; crea inseguridad, fomenta la permanencia de bandas criminales en los barrios y expone a menores de edad a ambientes peligrosos», dijeron las autoridades de la Fiscalía.
El ente investigativo reiteró que estas acciones buscan no solo capturar a los responsables, sino recuperar los espacios públicos y entornos educativos que han sido afectados por el narcomenudeo. El llamado, también, es a la ciudadanía: “Sin la denuncia de los vecinos, muchas veces estas estructuras se mantienen operando durante años”, señalaron las autoridades.
Por ahora, la investigación continúa. Se busca determinar si hay más personas involucradas y si esta red hacía parte de una estructura más grande con operaciones en otras localidades de la ciudad.
CAROL MALAVER
SUBEDITORA BOGOTÁ
Escríbanos a carmal@eltiempo.com