Mié. Jun 25th, 2025
En hospitales de Colombia y América Latina, miles de pacientes conviven con una realidad silenciosa y dolorosa: heridas que tardan mucho tiempo en sanar. Ya sea una úlcera causada por la diabetes, una quemadura grave, un accidente o una lesión quirúrgica mal cicatrizada, estas heridas crónicas afectan profundamente la salud, calidad de vida y recuperación de quienes las padecen. Frente a este silencioso pero urgente problema de salud pública, una tecnología médica está cambiando el panorama: la Terapia de Presión Negativa (TPN).

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Edwin Caicedo

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Para los pacientes con diabetes la cicatrización puede ser un reto. Foto:iStock

El poder de la presión negativa

  • Estimula el flujo sanguíneo
  • Favorece la regeneración del tejido
  • Disminuye la carga bacteriana
  • Reduce la inflamación y el exudado
El resultado: heridas que se estancaban comienzan a cerrarse más rápido, con menor riesgo de complicaciones y mejor pronóstico general.

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La TPN reduce hasta en un 13% las infecciones quirúrgicas. Foto:Solvetum

Desde el punto de vista institucional, esta terapia representa una solución eficiente: acorta tiempos de hospitalización, evita cirugías adicionales y reduce el uso prolongado de antibióticos, lo que se traduce en menor presión financiera sobre el sistema de salud.
El impacto se refleja también en el crecimiento del mercado:
  • En América Latina, la TPN generó ingresos por USD 185 millones en 2023, y se proyecta que alcanzará USD 275 millones para 2030, con un crecimiento anual del 5,8 %.
  • A nivel global, el mercado superó los USD 2.680 millones en 2024 y se estima que llegará a USD 5.470 millones en 2035, creciendo al 6,7 % anual.
Solventum

Terapia de Presión Negativa (TPN). Foto:Solventum

Una solución urgente para un problema silencioso

Las cifras explican por qué esta terapia es crucial. En América Latina se estima que cada año millones de personas desarrollan heridas crónicas asociadas a diabetes, problemas vasculares o accidentes graves.
Las heridas crónicas son una amenaza creciente en los sistemas de salud de la región. Se consideran crónicas cuando, tras seis semanas, no han cicatrizado de forma adecuada. Su impacto es especialmente alto en pacientes con diabetes, enfermedades cardiovasculares, problemas de movilidad o quemaduras graves.

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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las quemaduras no mortales están entre las principales causas de morbilidad en países de ingresos bajos y medios. En paralelo, la diabetes —una de las principales condiciones asociadas a heridas crónicas— podría afectar a más de 50 millones de personas en América Latina para 2050, según la Federación Internacional de Diabetes.
Estos pacientes enfrentan procesos de recuperación complejos, dolorosos y costosos, con un alto riesgo de infección, pérdida de tejidos y amputación.
EDWIN CAICEDO
Periodista de Medioambiente y Salud
@CaicedoUcros

Por CHMATOS