El astrólogo más famoso de Colombia lleva cincuenta años conviviendo con indígenas y cuarenta descifrando alineaciones de los cuerpos celestes. Mauricio Puerta ha escrito 53 libros e interpretado más de 70.000 cartas natales. Como etnoarqueólogo ha estudiado la historia de la comunidad nasa y como astrólogo empírico ha predicho triunfos electorales, les hizo la carta astral a expresidentes como Belisario Betancur, Alfonso López, Álvaro Uribe y Ernesto Samper, ha predicho accidentes mortales, éxitos económicos rutilantes, bancarrotas o asesinatos muy sonados, como el de Pablo Escobar y el de Luis Carlos Galán. Mauricio Puerta Restrepo afirma, sin asomo de humildad, que su vida ha sido una auténtica aventura llena de magia y que no es un ningún charlatán. Entrevista en Revista BOCAS.
La revista BOCAS tiene a Vicky Dávila en portada. Foto:Hernán Puentes / Revista BOCAS
Su destino —dice— estaba fundido al mito del dios Pan, el sátiro juguetón y amante de la vida silvestre. En su juventud comprendió que, en parte por nacer en una familia singular y en parte por haber llegado al mundo en plena luna llena, el 4 de enero de 1950 a las 5:25 de la mañana, es decir, bajo el signo de Capricornio, estaba llamado a encarnar el mito de aquella deidad griega que habitaba los bosques, y desde entonces abriga la certeza de que los astros que nos rigen y los mitos que venimos a vivir en este plano terrenal son piezas del mismo rompecabezas.
Le dije a Galán que no fuera a Soacha porque la cosa iba a estar muy fea allá. Pero cómo iba a decir públicamente que no se presentaría en Soacha porque un astrólogo le había dicho que lo iban a matar. Nadie hubiera votado por él
Este “observador atento de la vida nacional a través de las estrellas”, como lo llamó Gabriel García Márquez, ejerció primero la profesión de arqueólogo. Su base de operaciones fue la región caucana de Tierradentro, sobre la vertiente oriental de la cordillera Central. No bien puso pie allí en 1972, se sintió hechizado y prendado irremediablemente del aire fresco de aquel paisaje. El dios Pan estaba en su elemento. Durante los siguientes 16 años, Puerta excavó tumbas aborígenes precolombinas o hipogeos; mascó coca y se emborrachó de chicha con los indígenas; hizo expediciones a los picos más altos de esas montañas; puso sus conocimientos y su don de servicio a disposición de la comunidad anfitriona, y conforme fue adaptándose a la cosmogonía del pueblo nasa, la gente de San Andrés de Pisimbalá y alrededores se dio cuenta de que aquel foráneo no era cualquier doctorcito venido de la capital.
En 1980, echó mano de sus ahorros y de la porción que le correspondía de la herencia paterna para comprar 17 hectáreas donde levantó El Arca, su hogar y epicentro de conocimientos teórico-prácticos. “Llamarla así fue una profecía total”, dice. “Tenemos un Arca en mitad de un mar lleno de tormentas. Ahora estamos en una tormenta mundial. Entonces debe haber un Arca para protegerse, porque el Arca no se hunde. En Tierradentro, El Arca navega sobre unas montañas que son como olas gigantescas”. A su Arca llegan todos los días indígenas, campesinos, amigos, militares, guerrilleros retirados o turistas ansiosos por tomarse fotos con el célebre astrólogo, quien ya es una suerte de atracción turística de la zona.
“El doctor”, como le dicen todos en Tierradentro, lleva décadas apadrinando a jóvenes de la comunidad que se han convertido en médicos, ingenieros, abogados, comunicadores o zootecnistas.
Veinte años atrás, Mauricio Puerta observó en su carta astral indicios favorables a viajes internacionales. A las pocas semanas estaba en la Florida, hablando de astrología en la radio y preparando el terreno para lanzar su propio show de televisión. Puerta Astral llegó a ser el programa con más rating del canal Mega TV. Alquiló una casa en Coral Gables, abrió un centro de astrosofía y comenzó a ir y venir. Hacía unos años su nombre había empezado a abrirse paso en Estados Unidos después de predecir, por cadena nacional, un año antes de las elecciones, que el presidente sería George Bush Junior. Del 2006 hasta la pandemia, Puerta Astral se emitió sin falta. Salió del aire a petición de la familia cristiana que compró el canal.
Ha publicado una cincuentena de libros, entre ellos, La historia del viejo niño, El apóstol rebelde, El sendero zodiacal del loco, Charla entre guerreros y Tierradentro. El próximo que espera publicar es un ensayo comparado de las astrologías sumeria y maya. Además de cultivar la afición por un saber que se remonta a civilizaciones antiguas, cuando los astrónomos observaban el cielo para hallar señales del porvenir, Puerta se ha pasado la vida tomando apuntes, en el diario que lleva puntualmente desde los 14 años o en el cuaderno en que registra los nombres de la gente conocida que se ha ido muriendo o en la libreta donde describe sus sueños, algunos de los cuales induce de modo consciente mediante el uso de hojas de borrachero que pone cada noche bajo la almohada. Le gusta cantar chansons francesas cuando tiene público en Tierradentro. Su abuela Maruja lo hacía aprender letras de memoria. Así consiguió hablar un buen francés. De adolescente, mientras sus amigos oían a los Beatles, Mauricio escuchaba a Edith Piaf, Jacques Brel, Juliette Gréco. De tarde en tarde pone alguno de los tres mil acetatos de su colección.
Mancuso y Gilberto Rodríguez Orejuela también pidieron los servicios de Mauricio Puerta. Foto:Pablo Salgado / Revista BOCAS
Nunca se ha casado ni ha tenido patrón. Jamás ha votado por político alguno, aunque es amigo de varios. Acaba de regresar de Rionegro de hacerle la carta astral a Álvaro Uribe, con quien mantiene una cordial amistad, porque Cáncer y Capricornio se llevan bien, asegura Puerta. La primera carta natal se la hizo antes de que Uribe fuera presidente. “Como Júpiter, el benefactor, iba a entrar a Cáncer, le alcanzó para ganar dos periodos presidenciales”. Lo dice con el tono didáctico que emplea en los videos de Youtube en los que graba sus predicciones zodiacales. En los últimos meses ha salido en cámara luciendo la camisa negra con arabescos orientales que le trajo la actual primera dama, Verónica Alcocer, de uno de sus viajes oficiales a China.
¿Qué les dice a quienes creen que la astrología es pura charlatanería?
Que al menos me dejen explicarles cómo funciona, y después miren a ver si les funciona en su carta astral. Si no funciona, o yo soy un gran charlatán o los datos de nacimiento para hacer la carta están equivocados.
Mauricio Puerta le dijo a Samper que no lo iban a tumbar. Foto:Pablo Salgado / Revista BOCAS
Bueno, ¿pero usted adivina el futuro o hace algo parecido?
Si fuera adivino me ganaría todas las loterías. No, no; la astrología tiene que ver con la mitología, la filosofía, las religiones, la psicología, la historia. Cuando el campesino mira la luna está leyendo que hay un buen momento para sembrar. Él verá si siembra o se emborracha, pero el momento es óptimo para sembrar. No tengo ninguna videncia del futuro. Yo interpreto. Por ejemplo: si Júpiter, que es el gran benefactor del zodiaco, está en la casa que representa el extranjero y viene de la casa del dinero y está en Acuario, pues es hora de irme para el extranjero.
¿La astrología es, entonces, una especie de interpretación de circunstancias y posibilidades?
Exacto, una lectura del momento, que tiene que ver con la economía, la salud, la pareja, la vida en el extranjero, con el éxito profesional, con los karmas. Llega un momento en que, por ejemplo, usted tiene que cambiar de disfraz. Si el gusano no cambia de disfraz, se jode; en caso de que sea momento de hacerlo, claro. Yo cambié el disfraz de arqueólogo por el de astrólogo.
Puerta ha sido consultado por Juanes y Shakira. Y Diomedes Díaz lo buscó desde la cárcel. Foto:Pablo Salgado / Revista BOCAS
Hablemos de ese primer disfraz. ¿Cuándo y en qué condiciones comenzó a forjar su pasión por la arqueología?
Nací en la tradición de la arqueología porque mi tatarabuelo inglés, Roberto Blake White, fue minero. Lo trajo a Colombia el general Reyes para que buscara minas de plata en el Cauca, pero como tantos otros buscadores, no encontró. Las siguientes generaciones de la familia se quedaron viviendo en las montañas y esa pasión se preservó. Íbamos a lavar oro con mi mamá, mis hermanos y mi abuela en la quebrada El Ahorcado, al lado de la finca en Tuluá. Ahí fue naciendo mi curiosidad por los fósiles y las orquídeas y por meterme en cuevas y trepar peñas. Yo de niño era como una pequeña enciclopedia ambulante. Aprendí a abrir entierros y coleccionar piedras desde los ocho años. Tengo una colección de piedras de mi tatarabuelo. Quise estudiar Geología, pero no pasé en la Universidad Nacional.
Y terminó estudiando Antropología en Los Andes.
Sí, porque era una carrera que tenía que ver con la arqueología y la geología. Estudiábamos 17 mujeres y yo. Un profesor, Álvaro Chaves, comentó un día en clase que el Banco de la República acababa de crear una fundación de investigaciones arqueológicas y que le habían dado un puesto para trabajar en Tierradentro. “Necesito un compañero, ¿quién de ustedes me quiere ayudar?”. Levanté la mano. A los tres meses viajamos a Tierradentro. Apenas llegué dije: “Dios mío, aquí me quedo a vivir”. Y ya llevo 52 años viviendo en Tierradentro. Hubo algo que me resultó mágico a mi llegada: nací cuando el sol llevaba 13 días en Capricornio, llegué a Tierradentro un 13 de julio a excavar la tumba número 13, que tenía 13 ollas dentro, y nos dieron la habitación 13 del hotel para investigadores. Desde entonces, el 13 es mi número clave.
¿Con qué se encontró en aquella Tierradentro de inicios de los años setenta?
Con una comunidad indígena muy encerrada en sí misma. Se llamaban los “páez”. En realidad no sabían, ni sabemos, cómo se llamaban hace siglos. Se decían “páez” en su lengua porque al llegar los españoles, los indígenas gritaban algo así como “pa es”, “llegó la plaga”. A partir de los años noventa, al no saber cuál es su nombre, se autodenominan nasa, que significa “gente”. He sido testigo de sus cambios. Ya el nasa no es el indígena que encontré, que caminaba descalzo, con la mochila terciada, mambeando coca. Hoy es difícil ver un caballo en la carretera. Todos andan en moto. He compartido mi vida con la gente de Tierradentro. Durante muchos años, mi carro fue la carroza mortuoria y la única ambulancia de la región. Dos mujeres han parido en mi camioneta.
Uno de sus hallazgos arqueológicos más importantes en Tierradentro es la Estatua de Dos Cabezas. A este hito en su carrera usted lo ha interpretado con cierto cariz astral. ¿Por qué?
Eso fue fantástico, porque yo nací en enero y enero viene de la deidad romana Jano, Januarius en latín, que tenía dos caras. Es una estatua única en América. Por ese descubrimiento no solo ganamos el Premio Nacional de Antropología en 1976, y más tarde se publicó el libro Monumentos Arqueológicos de Tierradentro, que registra todas las excavaciones que habíamos hecho: las vasijas, los restos óseos, los hipogeos, etc.
Su tío Enrique Uribe fue una figura tutelar para usted. ¿Quién era ese hombre genial y qué representó en su vida?
Nací en una familia muy culta. Teníamos un templo de sabiduría, Santa Eulalia, la casa en Bogotá del tío Enrique Uribe White. Belisario Betancur lo llamaba “Hombre del Renacimiento”, porque era un verdadero sabio. Entre otras cosas, sabía de astronomía y astrología. Mi papá, que entendió pronto que yo no sería hombre de club, antes de irse para Los Lagartos me dejaba en la casa del tío Enrique. Crecí oyendo sus historias. Como buen Capricornio, el único signo que nace viejo, me fascinaba estar con la gente mayor. Fui muy consentido por el tío Enrique y su hermana Inés, que vivían juntos porque Enrique nunca se casó ni tuvo hijos. Se dedicó a él mismo. Me decía con su voz ronca: “Nunca le vendas tu tiempo a nadie, el tiempo es tuyo”. Y le hice caso. Conocí a mucha gente de la cultura y la ciencia en su casa. Enrique tenía un programa de televisión, fue masón, director de la Biblioteca Nacional y traductor. Nunca fue a Europa, pero hablaba griego, latín, francés, italiano, inglés y alemán. Se inventó un sistema para medir la distancia entre dos estrellas, que aparece como “Método Uribe White” en un diccionario de astronomía. Estudió ingeniería en MIT, construyó carreteras y fundó la famosa revista de cultura Pan. Trabajó como asistente de Thomas Alva Edison. Tengo una foto de Edison con el tío Enrique.
Ahora sí, cuénteme cómo acabó dando el salto definitivo hacia la astrología.
Empecé a estudiarla a los seis meses de llegar a Tierradentro. Pero fue cuando dejé la arqueología, en 1988, que empecé en forma a dedicarme a la astrología. Pensé que ya era hora de dejar de trabajar con los muertos y dedicarme más a los vivos, aunque ya desde el 85 era conocido como astrólogo por ministros y políticos.
Betancur ocupó la Presidencia de 1982 a 1986, era un amante de la literatura y las artes plásticas. Foto:Claudia Rubio
¿O sea que el primer presidente al que le hizo la carta astral fue Belisario Betancur?
Sí. Él era Acuario, el signo que rige a la astrología. La astrología tiene tanto que ver con la mitología griega, que a un hombre tan culto como él le interesaba esa relación. Le dije que él, siendo Acuario, el signo del amor al prójimo, debía unir a las comunidades, y por eso intentó hacer el proceso de paz en El Hobo, la población huilense. Guardo una carta que Belisario me escribió. Él me ayudó mucho con Tierradentro. Yo estaba tratando de crear la Fundación Antropológica de Tierradentro, y nada que el gobierno aprobaba su creación. Un día el presidente me recibió en su despacho. Ahí mismo llamó al ministro encargado de dar el visto bueno. “Por favor, me apruebas la personería jurídica de esta fundación”. Me dio dos millones de pesos con los que hicimos dos granjas en Tierradentro. A partir de ahí me hice amigo de las secretarias de la Casa de Nariño, que son las que ponen las citas.
¿El presidente Barco también le hizo consultas astrales?
A Virgilio no lo conocí, pero cuando llegó a la Presidencia tuve una ventaja, y es que varios de mis amigos y compañeros del colegio trabajaban con él: Rafael Pardo, Ricardo Santamaría, Guillermo Parra… Sabían de mi trabajo en Tierradentro y ayudaron, a través del Plan Nacional de Rehabilitación (PNR), a que llegara inversión para proyectos agrícolas por medio de mi fundación.
Estatua de Luisa Carlos Galan Foto:Prensa senador Juan Luis Castro
Hay una foto suya en la que aparece interpretándole la carta natal al entonces candidato presidencial Luis Carlos Galán. ¿Qué le dijo?
Le dije que no fuera a Soacha porque la cosa iba a estar muy fea allá. Pero cómo iba a decir públicamente que no se presentaría en Soacha porque un astrólogo le había dicho que lo iban a matar. Nadie hubiera votado por él. “¿Usted cree en astrólogos?”, le habrían dicho.
La presidencia de Ernesto Samper estuvo marcada por el proceso 8000. Foto:Juan Pablo Gutiérrez / REVISTA BOCAS
A Ernesto Samper primero le pronosticó el triunfo de su candidatura y luego le aseguró que, según los astros, el Proceso 8.000 no acabaría con su gobierno. ¿Qué vio en la carta del expresidente?
Somos amigos desde el colegio. Cuando fue presidente me ayudó mucho a llevar recursos a Tierradentro. Me dio una platica para construir un colegio que actualmente administra la comunidad indígena. Un día me preguntó: “Puerta, ¿usted está seguro de que no me van a tumbar?”. Le dije: “Estoy completamente seguro, porque usted llegó a la Presidencia con Júpiter en la casa de los enemigos ocultos y Júpiter es el gran benefactor. Si lo tumban, salgo públicamente a decir que soy un charlatán”. Y vea, no lo tumbaron.
De la inmensa lista de celebridades que lo han consultado, ¿qué otros nombres recuerda especialmente?
En EL TIEMPO, 80 años de la primera publicación de Gabriel García Márquez Foto:Archivo
Alfonso López Michelsen y García Márquez, que me contactó cuando preparaba Noticia de un secuestro, el único libro suyo que he leído. Consiguió mi teléfono con Rita Restrepo, hermana de mi mamá. Quería saber por qué yo había dicho que iban a matar a Pablo Escobar el año en que efectivamente lo mataron. Me dijo: “Voy a entrevistarlo, pero no quiero que me hable de astrología en relación conmigo, porque yo a usted le tengo miedo”.
Y la consulta con Alfonso López, ¿cómo la recuerda?
El expresidente me llama un día: “Doctor Puerta, estoy cumpliendo 80 años, quiero que me haga la carta astral”. Y le digo: “Doctor López, pero si usted ya se va a morir, ¿para qué quiere ver su carta?”. “Quiero que me diga por qué viví todo lo que viví”. Y acepté el reto y fui a su apartamento. Yo todavía hacía la carta con la cajita, aún no usaba el computador.
¿Alguna predicción con la que no haya acertado?
Me equivoqué cuando dije que Serpa iba a ganar la Presidencia. Pero fue porque le creí más a mi mamá que a la astrología. Mi mamá era una liberal radical y me dijo: “Si usted dice que va a ganar Pastrana lo desheredo”. Claro, no me iba a desheredar, pero pensé que quizás era un mensaje astral que me llegaba a través de mi madre.
¿Y una lectura astral que dejara atónito a un escéptico?
Muchas, pero le cuento una anécdota. Hace unos años, una prima mía me invitaba a darles charlas de astrología a sus colegas psicólogos. Siempre había alguno sentado aparte, escéptico, con el cuello estirado. Una de esas personas me dijo en una ocasión: “Mi marido está en la Argentina haciendo un curso y quiero saber cómo le va a ir”. “No soy adivino”, le contesté, “pero si me da sus datos veo su carta astral”. Le dije que su marido no volvería de Argentina, porque Saturno estaba pasando por la casa 9, la de los viajes, y Saturno lleva el dedo para abajo. “Pero si tenemos un viaje a Europa”, me dijo ofuscada la señora. Llamó al marido a decirle que se devolviera inmediatamente, porque quería adelantar el viaje a Europa. El marido le hizo caso. El avión en el que iba de Córdoba a Buenos Aires se cayó y el hombre se mató. O sea que ella misma hizo que eso sucediera. Cuando volví a verla me dijo: “Lo estoy odiando, porque hice que se cumpliera lo que usted me dijo”. Yo lo único que hice fue ver en la carta astral.
Carlos Pizarro Foto:Archivo EL TIEMPO
Hace exactamente 35 años se firmó el acuerdo de paz entre el gobierno Barco y el M-19, que llevó a la desmovilización de esa guerrilla. ¿Cómo acabó siendo el astrólogo del proceso?
Llamé a Rafael Pardo y le dije: “Usted es Sagitario, lo rige Júpiter y está entrando a Géminis, y Carlos Pizarro es Géminis. Sagitario y Géminis forman un eje, son un complemento. El presidente Barco es Virgo, pertenece a esa cruz. Astrológicamente es el momento ideal para hacer la paz”. Ellos ya venían hablando de firmar la paz, por supuesto. Nos reunimos en la casa de María Jimena Duzán con Rafael, Ricardo Santamaría y otros nombres claves dentro del proceso. Yo les explicaba por qué era el momento perfecto, y como conocían mi trabajo porque les hacía la carta astral a algunos de ellos, había credibilidad en que podíamos meterle cierto componente mágico al proceso. Pero faltaba algo: un Piscis entre los negociadores. Entonces, a falta de un pisciano, se fijó la fecha para la firma de la paz en marzo, el mes de Piscis. Y fíjese que es el proceso de paz que mejor ha funcionado.
Presidente Gutavo Petro. Foto:Cortesía
¿Coincidió lo que vio en la carta de Gustavo Petro antes de iniciar su mandato con el desarrollo del gobierno?
Él sube al gobierno con Júpiter en Aries, y como él es Aries y el 2022 era el año de los Aries, ganó. Ya subió donde quería, pero ahora el que viene a Aries es Saturno a preguntarle qué ha hecho, porque Saturno es la Ley. No es lo mismo subir con Júpiter que bajar con Saturno. La terminación del gobierno será tenaz, porque Saturno en Aries es caída. No es nada agradable tener a Saturno encima, y Petro va a tenerlo encima hasta abril del 2028. Al ser Aries, está regido por Marte, el dios de la guerra, entonces él se autodestruye. A partir del 25 de mayo, vendrá la etapa más dura de su gobierno.
Mauricio Puerta en su estudio. Foto:Pablo Salgado / Revista BOCAS
A propósito de caídas y momentos difíciles, usted atravesó su noche oscura del alma hace casi cuarenta años.
Así es. El único hecho verdaderamente dramático en toda mi vida ha sido la muerte de Ángel María Lis, mi gran amigo indígena. Lo mataron a los 23 años. Nos conocimos en 1984. Yo estaba viendo televisión en mi casa de Tierradentro y llegó un grupo de encapuchados del Quintín Lame. “Doctor, necesitamos que baje al parque a presentar sus diapositivas, para que la gente se reúna y nosotros podamos dar una charla después”. A los pocos días vi a alguien subir por la loma hacia mi casa. Era Ángel María. “Doctor, yo era uno de los encapuchados que vino a buscarlo el otro día. Vengo a hacerle una pregunta: ¿es cierto el cuento de Adán y Eva?”. Me quedé viéndolo y pensé: “Este no es un indígena ni un guerrillero corriente; este está buscando su verdad”. Así empezó una amistad muy intensa de dos almas sincronizadas. Ángel María golpeaba en mi ventana a las tres de la mañana para decirme: “Doctor, necesito consultar el I-Ching”. Otras veces llegaba con guerrilleros para que les diera honguitos o les leyera la carta astral. Como era un líder renovador, quería que quienes gobernaran en el resguardo llegaran por votaciones, no a dedo. Eso le granjeó enemigos, y uno de esos le dio cuatro puñaladas. Astralmente, yo tenía por ese entonces la visita de don Saturno, que es la muerte. Aprendí mucho de la oscuridad y del dolor con la muerte de mi amigo. Lloré tres años. Adopté a Diego, el hijo que dejó Ángel María.
Puerta durmió varios años con un esqueleto debajo de la cama. Foto:Pablo Salgado / Revista BOCAS
¿Es verdad que en una época de su juventud usted durmió con un esqueleto debajo de la cama?
En 1971 sucedió algo muy extraño. Fuimos a excavar en una finca que nos prestaron en Tenjo. De prontó apareció un señor que me sugirió excavar en un punto donde él creía que había algo. Excavé y encontré un esqueleto. Al esqueleto le faltaban las manos y tenía un hueco en la cabeza. Me lo llevé. Lo llamé San Leoncio, porque lo encontré el día de ese santo. Lo mantuve debajo de mi cama muchos años. Después pensé que ese señor tal vez había matado a alguien, lo enterró y cuando me vio pensó: “Con este arquéologo me quito el muerto de encima”. Todavía guardo los huesos en un clóset. La calavera está allá arriba —y señala un compartimento de su biblioteca.
Mauricio Puerta Foto:Pablo Salgado / Revista BOCAS
¿Cuándo comenzó el desprestigio de la astrología, a ser relegada a la condición de superchería arcaica o pseudociencia?
Primero fue el yerbatero, pero cuando apareció el médico se le consideró al yerbatero despectivamente como tegua. Primero fue el alquimista y luego el químico. Primero el astrólogo y después el astrónomo. El matemático pordebajea al numerólogo, el químico al alquimista, el astrónomo al astrólogo. Cuando aparece la ciencia, lo demás es desprestigiado. A la astrología le hicieron muy mala publicidad desde la Inquisición. La gente iba más donde el astrólogo que al confesionario, de modo que los curas no se enteraban de los chismes ni de las intrigas en los palacios. El astrólogo era una competencia peligrosa, y como muchas de las que transmitían ese conocimiento eran mujeres, pues peor. Dicen que la astrología es para engañar bobos. Yo no le digo a la gente que crea en esto, pero si es inteligente, que abra un poquito la mente.
JORGE PINZÓN SALAS
REVISTA BOCAS
EDICIÓN 148
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