Una pequeña localidad del Caribe colombiano se ha colado en el radar de una de las plataformas de streaming más influyentes del mundo. Se trata de Calamar, un municipio de Bolívar que, gracias a la coincidencia de su nombre con el título de la exitosa serie surcoreana ‘El Juego del Calamar’, se convirtió en locación para la promoción de su tercera temporada.
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Netflix graba promoción del Juego del Calamar en Bolívar. Foto:Cortesía
Más allá de lo simbólico, la llegada de Netflix dejó un impacto concreto: alrededor de 200 personas de la comunidad fueron contratadas para hacer parte del rodaje, entre extras, apoyos logísticos y personal de producción.
Este tipo de apuestas refuerzan el potencial que tiene la región Caribe para convertirse en un imán de producciones internacionales, no solo por su riqueza cultural y paisajes, sino también por la conexión que genera en audiencias globales.
Netflix graba promoción del Juego del Calamar en Bolívar. Foto:Cortesía
Calamar, ubicado a poco más de 100 kilómetros de Cartagena, es uno de los municipios ribereños del río Magdalena. Aunque hasta ahora su nombre apenas figuraba en los mapas turísticos, la exposición internacional lograda con esta promoción de Netflix podría darle una nueva vida como destino audiovisual.
Este tipo de iniciativas no solo ponen al departamento de Bolívar en los créditos de una producción con impacto global, sino que también abren la puerta para futuros rodajes, generando oportunidades de empleo temporal, desarrollo local y proyección internacional.
Si algo queda claro con este movimiento es que Colombia —y en particular el Caribe— tiene mucho más que ofrecer que su historia de conflicto: también es tierra fértil para contar historias desde otras perspectivas.
Netflix graba promoción del Juego del Calamar en Bolívar. Foto:Cortesía
“Bolívar está muy, pero muy de moda”, celebró el gobernador Yamil Arana Padauí, al destacar el hecho. Pero más allá del entusiasmo oficial, lo cierto es que la industria del cine y la televisión está explorando cada vez más locaciones fuera de los grandes centros urbanos y se interesa por escenarios vírgenes, con narrativa propia y facilidad logística. Y ahí es donde municipios como Calamar tienen una oportunidad única de reinventarse.
El reto ahora está en cómo capitalizar esa visibilidad para generar desarrollo sostenible, sin perder la autenticidad que los hace únicos. Y en eso, el Caribe colombiano tiene mucho por contar.